Hoy haré un
alto a los “Casos y Cosas de los Tambores” por un motivo especial para mi… El
día 27 de julio, durante el aniversario de consagración de Ifa de mi padre,
hablaba con mi hermano Irete Unfa, que la hija de Obatala más bella que existía
era mi negra conga, mi oyugbona Olufandei; que lejos estaba de pensar que dos
días después me llamarían de Cuba a darme la noticia de su fallecimiento.
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| La Gran Caridad Pratt Olufandei | 
El 29 de
julio del año en curso, perdí a un pedacito de mi vida,…  De verdad hablar de “Mi Caru” se queda corto
con todo lo que esa negrita me inspiraba, pero haré el intento…
Después de asertivamente
haber escogido a una gran madrina, Oba Iroko, faltaba sólo la oyugbona,
recuerdo haber contado los días con ansias de viajar a Cuba y hacer mi
consagración en osha, admito que para el momento, en mi inocencia nunca pensé
que era importante el asunto de la “segunda madrina”. Bueno… la espera fue
mayor por un asunto imprevisto, mi hermana nacería primero, ¡Ay Olofi esperar
una semana más!, pero ¿ya qué?, eran menos días que al principio. 
Después de
permanecer mucho tiempo encerrada en un cuarto, durante el proceso de
consagración de mi hermana, al fin me dejaron salir, por supuesto ya había terminado
todo y Mi China se veía hermosa en su trono. A mí me dejaron sentadita en un
taburetito frente del rinconcito del sabor, lo bueno era que veía todo lo que hacían
fuera, pero curiosamente lo que más llamó mi atención fue una risa súper
contagiosa, seguido de un “nombre… no” y una cantidad de frases dichas entre
risa que no se entendían… Lo cual años después conocería como el papiamento de
mi madrina.
Para ese
día aún no se sabría quien sería mi oyugbona, por lo que me acerqué a
preguntarle a la matrona de la casa (la madrina de mis padres) ¿quién es esa
viejita, esa vale… la flaquita, negrita, de camisa azul con círculos rojos y
amarillos y una falda gris? ¿Ella puede ser mi oyugbona? A lo que Mima me
contestó: ¨” ¿Caruca? Claro que si, esa misma será, ella tiene hecho Obatala,
no le digas nada”. Casualidades del destino la escogí el día de su cumpleaños
de vida.
Así el 17
de septiembre de 1998, bien tempranito en la mañana me levantaron para hacer
las respectivas ceremonias, no sin antes llevarme a casa de Caru, que al vernos
subir por la calle hasta su casa gritaba “nombre no, Lucia…. no vieja…. Caballero…
Obatalá no está”, pero sus palabras fueron en vano, irrumpimos en su casa y
Mima, le dijo “Oye si no das coco tu lo doy yo” y ante la mirada perpleja de mi
viejita y su renuencia en hacerlo, Mima tomó las vistas y después del ritual
correspondiente Oba Moró dio un perfecto eyeife. Bingo… “tirese iyawo, ya tiene
oyugbona…” a lo que ella contestó… “ño… te mandaste ¿y que se le va hacer a
ella?” Shangó con oro para Aggayu… y lo último que le oí decir ese día fue “Ave
María… ñoooo…”.
Mi oyugbona
era de oro, porque calarse una iyawo tan difícil como yo, no era trabajo de
impacientes, fueron 7 días de un perfecto golpe de 3 de la mañana, “madrina baño”,
“madrina tengo sed”, “madrina no te duermas”, aparte de que siendo más
acuerpada que ella aún cuando solo tenía 14 años, le tocó cargarme en varias
oportunidades por todo lo que viví dentro del igboosha, pero todo era
disculpado porque le guardaba el secreto cuando se bebía el aguardiente de las
pinturas.
Para mí fue
un misterio su vida, aún después de fallecida nadie sabía cuál era su tiempo de
osha realmente, desde el 98, me decía “este año cumplo 27” vaya ud. a saber qué
tiempo tendría diciendo que tenia 27, así pasó con su nombre, le pregunté
madrina que significa Olufandei y me dijo… “ay yo sabía, pero ya se me olvidó”,
ella sólo recordaba que en su tiempo ni con caracol le bajaron el ángel de la
guarda, me comentó que iba hacer osha y buscaba para hacerse Oyá, como le
indicaron sus mayores, pero no encontró las telas de colores y le dijeron busca
azul para hacerte Yemayá, a la final consiguió fue blanca y me decía que de su
itá una de las pocas cosas que recordaba era que le dijeron “nació la hija
perdida de Obatala” y vaya que esa viejita estaba en las nubes… y de verdad era
hija del moreno de ropas blancas.
Muchas
personas no entienden lo que vale un padrino, mucho menos lo que representa una
oyugbona, la mía la veía cada año y pasé unos 5 sin verla, pero yo me enamoré
de esa negra, la que no se le entendía al hablar, la que yo como ahijada debía guiarla
cuando me rogaba la cabeza o me atendía religiosamente hablando, la que no sabía
hacer una moyugba, pero la que adoraba, sentía y vivía por osha… 
Ese fue el
regalito que me dio Aggayu y Obatala por casi 15 años, el regalito que
extrañaré, pero que no dejaré de recordar, agradecer por la corona que junto a
Oba Iroko, Eshu Oba Niwe y bogbo iworo construyó para mi… No dejaré de pedirle
a Oludumare que me la tenga como una estrella en ara orun para que su luz me
siga irradiando…  Iba e Caridad Pratt, Mi
Conga Olufandei…!!!
Onareo
Oba
Aina!!!!!
 
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