Nada más sabroso que bailar al ritmo del chachalokafun, el sonido del
batá es algo que llama a quienes por naturaleza tenemos ese gustico por la
música afro, por eso para iniciar mi catarsis he decidido publicar varias
observaciones relacionadas con los tambores y la sociedad religiosa,
recordándoles que son solo opiniones que no implican señalamientos ni ánimos de
disputa, por lo que es importante hacer una profunda reflexión sobre esto.
A estas alturas de mi corta vida religiosa tengo dudas si la tecnología
ayuda o empeora las situaciones en relación a la práctica de la religión, lo
escribo porque el año pasado gracias a la invitación de uno de mis ahijados, participé
en un grupo de BB Pin de religiosos. El grupo tenía mucha armonía, aunque como
siempre hay uno que otro ego que calarse, pero es parte del mundo; sin embargo,
un día surgió un tema que aún retumba en mi cabeza, aquí les expongo…
Quien propone el tema manifiesta el descontento con el abuso de los
padrinos en querer beneficiarse de sus ahijados para que éstos le toquen a su
orisa tutelar (el del padrino) es decir, palabras textuales “es un abuso de los
padrinos que uno deba tocarle un tambor al “ángel de la guarda” de éste para poder
luego darle tambor a nuestros orishas … ¿Dónde nace eso? Eso no nace en ningún
odun, ¿Por qué dar un tambor para que se beneficien ellos?”
Si, quien me conoce sabe que entré en shock… Después de haber hecho una
perfecta representación de Regan MacNeil (la niñita interpretada por Linda
Blair en El Exorcista), releer unas 20 veces lo expuesto, tomarme un tilo y
prácticamente tener una crisis por sobredosis de valium, emití la siguiente
opinión:
“Si bien existen una gran cantidad de hechos que se producen en la
santería que no atienden a ningún odun, forman parte de una tradición y el dar
el tambor al orisa tutelar del padrino es una de ellas. En los únicos casos que
creo pueda producirse un beneficio para el padrino es que éste cobre algún
derecho porque le toquen a su orisa tutelar o si el ahijado está dando el
tambor como petición a osha por la salud de su mayor (cosa que he visto hacer a
sólo una persona iba e Oshun Ala), de resto el que se sacrifica es quien
obtiene el beneficio, es absurdo que osha vea todo, considere todo, pero me
permita ganarme algo que no me he sudado.”
Curiosamente quien apoyaba el criterio de este iniciado era su mayor, a
lo que en su momento y hoy me lleva a preguntarme: ¿Será que se entiende el
verdadero sentido del sacrificio en dar un tambor? 
Quienes me conocen y saben mi historia, están en conocimiento que no me
formé religiosamente al lado de mi mayor, pero nunca habrá dinero con que pueda
pagarle y agradecerle a ella y a Shangó haberme consagrado en osha, por lo que
no entiendo ¿Cómo es que si yo tengo en estima a la persona que me inicia y al
orisa del que nazco, me niego a rendirle tributo a ellos antes que a mi
consagración por pensar que mi mayor se beneficia de algo que estoy ganándome
yo? 
¿De quién es la culpa? Volvemos al hecho de la individualidad y la
sociedad, nadie puede hacerse responsable de un adulto consciente de las cosas,
como padrinos debemos de dar a nuestros ahijados el conocimiento necesario pero
conscientes que deberán formarse un criterio religioso propio, obvio si en mi
actuar como mayor lo que hago es aprovecharme, la visión de todo lo que
implique cierta plusvalía a la figura del padrino, será rechazada por el
ahijado, quien a su vez cuando sea padrino educará contrario a la tradición por
haber sido manipulada por un mayor.
Este es mi criterio hoy, quizá mañana no sea el mismo, no por
bipolaridades sino que las experiencias enseñan y aún me falta camino por andar…
Onareo…
Oba Aina…!!!

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario